Opinión

Aquel día volví a nacer...


Con estas palabras Pasqual describe, en sus memorias Oda inacabada, el momento que conoció a Diana. Era 1963 y apenas rondaban los 20 años. A partir de ese mismo día fueron novios, estudiaron, se casaron, vivieron en París, comenzaron a trabajar, tuvieron dos hijas, vivieron en Nueva York, siguieron estudiando, y más leer, debatir, conocer, viajar, pensar, mirar, leer en familia, pensar entre amigos, escuchar, Baltimore, otro hijo, seguir aprendiendo, creciendo, planificando y creando. Compartieron 57 años de vida plena para ellos y generosa para todos.

2020 ha sido un año doloroso para todos, en todas partes. Nosotros añoramos a nuestra madre, y nuestro padre añora a Diana. El hecho de que no la haya olvidado honra su historia de dos. Y la fuerza de lo que llegaron a ser y construir juntos, nos impulsa a seguir trabajando por un mundo mejor.

El mayor reto es hacerlo de la misma manera que Diana y Pasqual lo han hecho siempre: con convicción, sensibilidad y respeto por todas las ideas.

Desde la Fundació Catalunya Europa os animamos a acompañarnos en este propósito. Esta será la mejor manera de celebrar los 80 años del Pasqual, y el legado de ambos.